En Portugal: «Tenemos que acudir a todas las periferias»

El 7 de julio, último día de su estancia en Portugal, el prelado conversó con dos grupos numerosos de personas de la prelatura, en el auditorio de la Fundação Cupertino de Miranda, situado en Oporto.

Viaje pastoral del prelado del Opus Dei a Portugal

Viernes, 7 de julioJueves, 6 de julioMiércoles, 5 de julioMartes, 4 de julioViaje pastoral a Madrid (España)

7 de julio

Ante varios centenares de personas, monseñor Fernando Ocáriz recordó la necesidad de poner a Jesucristo en el centro de la vida cristiana y en el núcleo de la actitud evangelizadora.

En todas las situaciones de la vida, “que nuestro modo de reaccionar sea el modo de reaccionar de Jesucristo”. ¿Cómo conseguirlo? “Con la oración y con la eucaristía, pues en la eucaristía nos transformamos en lo que recibimos”. En la misa, en cada misa, “se realiza la redención del mundo”.

Cuando trabajamos con otros «más vale llegar a una solución aceptable que cometer una falta de caridad»

Uno de los asistentes preguntó a Mons. Ocáriz cómo conseguir que los inevitables desacuerdos que surgen en el gobierno de proyectos apostólicos de interés social no afecten la unidad y cohesión entre las personas. El prelado recordó que la unidad es un gran bien, es señal de vida y conviene pedirla, ya que se trata de un don de Dios. Además, dio un consejo de san Josemaría: “Más vale llegar a una solución aceptable que cometer una falta de caridad”, una expresión que recuerda al refrán popular: “Lo mejor es enemigo de lo bueno”. En las situaciones en que se ponga en riesgo la caridad, concluyó, lo mejor es ceder.

Isabel, de cien años de edad, contó al prelado que nació en el año de las apariciones de Fátima y que ahora solo deseaba agradecer a Dios por la familia: hijos, nietos, bisnietos y un tataranieto.

Una enfermera pregunto a monseñor Ocáriz cómo podía realizar su trabajo con espíritu cristiano. “Que los enfermos te vean siempre contenta —fue la respuesta—, que des testimonio de tu alegría. Así, podrás también hablarles de Jesucristo, que es la causa de tu gozo”. Con palabras del Papa, le aconsejó que viera “en los enfermos la «carne sufriente» de Cristo”.

Hay pobreza material y pobreza espiritual, que se manifiesta en la soledad y en la ignorancia

Gisela tiene varios hijos con enfermedades crónicas y ha iniciado una asociación para familias en situaciones semejantes. El prelado le aconsejó que mirase a esos niños como hijos predilectos de Dios y que diese gracias al Señor por tenerlos a su lado.

Otra pregunta se centró en la invitación del Papa Francisco a llegar a las periferias del mundo. Mons. Ocáriz señaló que hay periferias materiales, las de la pobreza, y periferias espirituales: la soledad, a veces dentro de la propia familia, y la ignorancia. “Tenemos que acudir a todas”, dijo. Recordó que el Santo Padre le animó a él, y a través de él a todas las personas de la Obra, “a cuidar de la enorme periferia de las clases medias, que viven con lo justo, y que a veces están tan alejadas de Dios”, sin olvidar las periferias materiales.

También en estos encuentros de la tarde, como en todos los que ha mantenido en Portugal, recordó la petición expresa del Papa de rezar por su persona e intenciones.


6 de julio

En el tercer día de su estancia en Portugal, el prelado conversó con Mons. António Francisco dos Santos, obispo de Porto, y con algunas familias de personas del Opus Dei.

Por la mañana, Mons. Fernando Ocáriz, acompañado por el vicario regional, José Rafael Espírito Santo, acudió al palacio episcopal de Porto para saludar al obispo, Mons. António Francisco dos Santos. En su diócesis queda ubicada la casa de convivencias Enxomil.

Por la tarde, el prelado tuvo un encuentro con personas de la Obra que le han regalado una raqueta de tenis —deporte que practica el prelado— decorada con símbolos portugueses. Entre los asistentes, estaban una de las personas que empezaron la labor del Opus Dei en Portugal, en 1951. Mons. Ocáriz recibió también a algunas familias y las alentó a ser ejemplo de vida cristiana.

Con Mons. António Francisco dos Santos, obispo de Porto.
Al final del día, tuvo diversos encuentros con grupos de gente joven en el polideportivo del colegio Horizonte situado en Gaia. El sucesor de san Josemaría habló de los retos evangelizadores propuestos en la carta pastoral que dirigió a los fieles del Opus Dei el pasado febrero.

También pudo reunirse con un grupo de personas que están promoviendo en Braga la construcción de la nueva sede para el club juvenil Colina.


5 de julio

«Que tengamos vibración para predicar la palabra de Dios, que es siempre eficaz»

El miércoles 5 de julio, por la mañana, en la casa de convivencias Enxomil, Mons. Fernando Ocáriz charló durante cuarenta y cinco minutos con un grupo de sacerdotes de varias diócesis, sacerdotes de la prelatura y seminaristas.

Alentó los presbíteros a ser «sacerdotes al 100%. Que tengamos vibración para predicar la palabra de Dios, que es siempre eficaz. Y que tengamos sobre todo un enorme interés, creciente, a pesar de que a veces puede venir el cansancio, por la Eucaristía».

Subrayó también la importancia de la fraternidad entre los sacerdotes: hay que «querer de verdad a nuestros hermanos los sacerdotes. Y, en la medida en que podamos, ayudar y dejarnos ayudar».

Uno de los asistentes le preguntó cómo predicar bien cuando se piensa que el público es mejor que el predicador. El prelado contestó que una buena práctica es «predicar para uno mismo. Que cuando predicamos procuremos hacer oración y no solo una exposición abstracta, teórica, por bonita que sea. Aquello que estamos diciendo lo aplico yo en primer lugar porque lo necesito. Cuando eso es sincero, como debe serlo, entonces no hay que tener ningún reparo al predicar».

En este encuentro se habló de otros temas: la importancia de la unidad entre los sacerdotes, y con el obispo de la diócesis y el Papa; la atención pastoral de las familias; la oración como método pastoral más eficaz; y la necesidad de ser conscientes del amor que Dios nos tiene, como base inquebrantable de la alegría, aún en medio de grandes adversidades.

Mons. Fernando Ocáriz saludó a algunos de los presentes, entre los cuales estaba Tiago, un seminarista de Braga, que sufre una ceguera progresiva desde la infancia a causa de una enfermedad congénita y que se está preparando para el sacerdocio con la ayuda de las nuevas tecnologías y de una perra-guía.

Encuentros en Oporto

Por la tarde el prelado plantó un roble en el jardín de la casa de convivencias Enxomil y tuvo dos encuentros con personas del Opus Dei. En el primero, Paula, que viaja regularmente a las Islas Azores, le ofreció una imagen de la Virgen de la Esperanza. Otra asistente narró algunos detalles de una actividad de voluntariado que universitarias portuguesas desarrollarán el próximo agosto en Cabo Verde.

Mons. Fernando Ocáriz saludó también a tres de las primeras mujeres de la Obra en Portugal: Judite, Guilhermina y Glória. Habló con Luís y María José, un matrimonio que acudió con sus hijos. La hija mayor de Luís contó que, con ocasión del centenario de las apariciones de la Virgen en Fátima está invitando a sus amigos y amigas a ofrecer a Dios cien rosarios, cien horas de estudio y cien horas de oración junto al sagrario.

Subrayó la urgencia de llegar a conocer a Cristo, que es el mejor modo de llegar a conocer a Dios.

Al final de la tarde, en un centro del Opus Dei situado en Oporto, el prelado pronunció una conferencia en la que comentó la carta pastoral que escribió a los fieles de la prelatura en febrero pasado. Subrayó la urgencia de llegar a conocer a Cristo, que es el mejor modo de llegar a conocer a Dios. Señaló que la fidelidad a la fe, a la Iglesia y a la propia vocación es siempre fidelidad a Cristo. Por eso, es necesario «recordar lo que decía San Pablo: para mí, vivir es Cristo, es ser Cristo».

Antes de regresar a la casa de convivencias Enxomil charló con un grupo de bachilleres. Uno de ellos se refirió al grande incendio que hace dos semanas devastó el centro de Portugal, causando más de sesenta víctimas, y preguntó cómo aceptar el sufrimiento. Mons Fernando Ocáriz, empezó por distinguir el sufrimiento que depende de la libertad de aquel provocado por situaciones como una catástrofe natural, que no depende de la libertad humana. «Es un misterio que no podremos entender enteramente», precisó, pero desde la cruz de Jesucristo siempre podemos sacar algún consuelo. En la cruz, es Dios quien quiere pasar por el sufrimiento, y desde entonces, de algún modo, el sufrimiento se puede transformar en salvación, por el amor.


4 de julio

Tras su estancia en Madrid, el prelado del Opus Dei ha viajado a Portugal para compartir unos días con los fieles de la Obra de ese país. Su primera etapa ha sido el santuario de Fátima.

En enero pasado, tras el congreso electivo, Mons. Fernando Ocáriz comunicó al vicario regional de Portugal su deseo de ir rezar a Fátima en el año del centenario de las apariciones de la Virgen a los santos Jacinta y Francisco y a sor Lucía.

Ayer, martes 4 de julio, llegó al santuario mariano desde Madrid a las cuatro de la tarde, donde le esperaba el vicario regional del Opus Dei en Portugal, don José Rafael Espirito Santo. Allí saludó a Fernando y Rita, un matrimonio portugués, y a sus hijos. Le esperaban también un pequeño grupo de sacerdotes de la prelatura y otros fieles, entre ellos algunos enfermos.

En la Capelinha, depositó un ramillete de flores a los pies de la Virgen de Fátima y se recogió durante media hora en oración.

Encendió tres velas ante la Virgen: dos llevaban una inscripción de color rojo con la frase Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam («Todos, con Pedro, a Jesús por María»), grabada con la misma caligrafía de san Josemaría, ya que se trataba una oración muy apreciada por el fundador del Opus Dei; la tercera vela tenía escrito en azul el texto Consummati in unum («Consumados en la unidad»).

Antes de continuar el viaje por tierras portuguesas, saludó a algunos matrimonios. Pudo charlar también con un grupo de jóvenes estudiantes que están haciendo voluntariado en un centro de ayuda para discapacitados y en residencias de ancianos cercanas al santuario.

Al final de la tarde, llegó al centro de convivencias Enxomil, donde residirá durante los próximos días.